jueves, 14 de abril de 2011

Continentalismo, sueño del sur - Raúl Bracho

No había distancia que cambiara la realidad en toda nuestra América, no había otro sueño que no fuera el mismo: igualdad, solidaridad y justicia social. El sur es una sola patria y precisa unidad.



Simón Bolívar rompió las fronteras impuestas por los colonizadores, su espada libertaria rompió las cadenas del invasor español, en su gloriosa marcha a caballo hacia un sur lleno de miserias, opresión y dominación imperial. Los virreinatos fueron desechos con la furia de soldados descamisados, que por sobre las penurias que imponía el sueño libertario, borraron las fronteras y unieron una voluntad continental en batallas despiadadas contra un enemigo que parecía superior

Dividir es vencer, reza la profecía maquiavélica que impuso desde entonces el nuevo imperio, el imperio industrial que sustituyó a aquel imperio español que nos robó el oro y la plata, el que vino a saquear el combustible fósil, la fuerza de trabajo barata, los frutos de la tierra que era nuestra y que los alimenta hasta hoy en día

Divididos seguimos en esta lucha feroz por abrir una puerta a un futuro posible, a una vida digna. Divididos tratamos de unirnos y no hemos sido capaces de romper las fronteras. Hay toda una legalidad impuesta, todo un imperio jurídico que nos impide desatar la furia bolivariana, martiana, San martiniana, nuestramericana. Divididos nos damos las manos ante un imperio que se une en el poder de su asqueroso capital, que unido nos somete a su voluntad depredadora. Hay que quemar esas líneas que llamamos fronteras.


De un país a otro, hay una dominación cultural que aun funciona, el imperio funda su presencia en estas diferencias, nos somete, nos sigue engañando al separarnos con sus cárceles mediáticas. De un país a otro, se pierde la unión que una vez nos liberó del sometimiento en las colonias, de un país a otro nos siguen separando para pretender continuar su explotación
¿Cómo romper nuevamente este cerco? ¿Cómo no ser acusado de terroristas? ¿Fue Bolívar y su ejército libertador un terrorista? !Nunca! Entonces tampoco lo seremos nosotros al volvernos a unir.

Más allá de los tratados, convenios, alianzas y todas las escrituras que hemos firmado aquellas patrias que nos acercamos para enfrentar al enemigo, al asesino   transnacional que nos agrede sin necesidad de visa o pasaporte, debemos entender meridianamente que somos una sola patria:  la Pachamama, la patria grande. Más allá de las letras, falta la unión de la sangre, de los espíritus ancestrales que aun dormitan en nuestras conciencias, más allá es una necesidad urgente la unión, desvirgar ese himen antinatural que implantó el imperio en nuestras conciencias. Hay que unirse en un solo ejército libertador desde México hasta la Patagonia.



Continentalismo es lo que nos enseñó el Che en la tricontinental, es lo que preveían las Internacionales socialistas, continentalismo es la unión de todas las luchas en una sola bandera, que más allá de separarnos o invisibilizar nuestras propias culturas, nos une ante un enemigo que desde hace mucho se globalizó. La explotación, el crimen, el narcotráfico, hace muchos años que no conocen fronteras. Sus mapas no se dividen en países, se dividen en regiones necesarias para su supervivencia, en espacios para enriquecerse cada vez más. Es una obligación revolucionaria crear la necesidad de la visión continental, de no hacerlo, le hacemos un  servicio al enemigo. No tendremos victorias sin la unión de nuestras patrias

Continente hermoso lleno de pasiones, desde el grito mapuche, desde la villa pobre en Buenos Aires, desde las multicolores banderas ancestrales de Bolivia, desde la diversidad de género, desde las gargantas de los campesinos desplazados, desde la Cuba liberada, desde los barrios de Caracas, desde Honduras clamando su constituyente, desde México sangrando por las balas imperiales del narconegocio imperial, desde Panamá sometida por un vende patria, desde Colombia en armas, desde cada rincón de nuestra hermosa patria grande, desde cada pulmón de un continente llamado a ser protagonista de la nueva era.


Los internacionalistas seremos los soldados que hilaremos la bandera de la nueva patria grande. Sembraremos nuestras pampas y llanuras, nuestras montañas y mares, nuestras barriadas y calles con la fuerza insometible de la revolución clamada. La unión de la América se hace necesaria, con un solo ejército invencible, con la furia desatada de todos los humildes que clamamos dignidad y derecho a la vida.



África y la América serán el continente del sur, el futuro espera en nuestras entrañas sembradas de energía, el nuevo norte es el sur y el sur ha de ser uno solo: la revolución necesaria del buen vivir de la mujer y el hombre nuevo en la sociedad naciente.



La Patria Grande es la cuna del socialismo universal.
Venceremos!

RM



















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