jueves, 14 de abril de 2011

Uruguay: Bordaberry lidera la cultura del miedo

En las últimas semanas se ha ido produciendo un sereno cambio en el sistema político, desde el momento que el senador colorado Pedro Bordaberry resolvió liderar la cultura del miedo que ha ido creciendo junto a la inseguridad, donde los menores tienen cada vez más una fuerte participación.


Su sector Vamos Uruguay, el mayoritario dentro del Partido Colorado, impulsa un plebiscito para reformar la Constitución de la República con la propuesta de bajar la edad de imputabilidad, mantener los antecedentes de los menores al cumplir los 18 años y crear un instituto de rehabilitación del menor infractor por fuera del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU).

Para llegar a esa consulta a la ciudadanía, que recién sería en 2015 junto a las elecciones nacionales, solo necesita recoger 250 mil firmas válidas.

En los últimos días la recolección de firmas se ha ido desarrollando a buen ritmo, lo que permite pensar que hay condiciones culturales y políticas para superar las 250 mil.

Si fuera así, queda claro que esta estrategia de acumulación de fuerzas lanzada por el líder colorado e instrumentada por su sector, ha encontrado en la sociedad un campo fértil.

Como era de esperar Bordaberry ya tiene nuevo aliados, como lo son el doctor Julio María Sanguinetti, la figura histórica del Partido Colorado, y seguramente el nacionalista Luis Alberto Lacalle, ambos ex presidentes de la República.

Sanguinetti, que tiene experiencia en subirse a campañas plebiscitarias una vez que están andando (como fue contra la privatización de las empresas públicas), dijo ayer en "El País" que los opositores al plebiscito se "abrazarán a un fracaso", porque lo que importa "es si tenemos razón o no y creemos que la tenemos. Nos los está diciendo la gente".

Este fenómeno ciudadano, que primero fue interpretado por Bordaberry y seguramente lo sea también por Lacalle y diputados nacionalistas del interior del país, es una novedad en el comportamiento político del Uruguay, en tanto es la primera vez que un gobierno progresista y de izquierda se verá enfrentado a un proceso plebiscitario.

Es el momento, por cierto, de realizar estudios profundos sobre el comportamiento ciudadano para saber si la gente firma solo por su angustia ante la inseguridad o junto con ella va la demostración de un cierto malestar con algunas políticas del gobierno de José Mujica.

Si la firma del ciudadano no solo manifestara su preocupación por la inseguridad, estaríamos ante un cambio en el comportamiento de los votantes, donde el pensamiento de derecha comenzaría a tener una mayor penetración en la sociedad.

No se puede desconocer que hay una creciente actitud conservadora de ciertos sectores de la sociedad, particularmente de las capas medias, que comienzan a manifestarse contra las políticas sociales a favor de los sectores más sumergidos, porque es desde esa zona de la sociedad donde surgen los mayores actos de violencia y de drogadicción.

Es que a la pobreza, por encima de los datos objetivos, se la ha estado criminalizando, no para resolver los problemas de la inseguridad, sino que a partir de una actitud clasista se quiere generar un cambio cultural que lleva al desprecio y a la condena de los más humildes.

Ante este peligroso cambio cultural que está en marcha, el gobierno progresista no solo debe avanzar en la lucha contra la inseguridad, sino que a la vez tiene que profundizar y mucho en el apoyo a las familias que no están en la miseria y en la indigencia, pero que no encuentran caminos para seguir desarrollándose como individuos que son parte sustancial del cuerpo social.

Si el país llegara a las próximas elecciones nacionales con el plebiscito de Bordaberry sobre su espalda, podría pasar que el electorado se manifieste contra el gobierno de "los pobres violentos", lo que impediría confrontar realizaciones, programas e ideas.

Ya vivimos con Bordaberry padre en 1971 la falsa antinomia "orden y caos" y así le fue al país y a la democracia. Hay que estar alertas y tener respuestas de gestión, pero también respuestas de ideas, de cultura, para que la derecha no termine predominando sobre ese 20% del electorado no encuadrado en los lemas partidarios y que termina decidiendo los resultados electorales.

*Periodista uruguayo, nota publicada este 10 de abril en La República

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